El
primer paso se refiere a la declaración de la visión, misión y valores de la
empresa. La dirección general de una organización es la responsable de una
correcta definición de estos elementos. La visión empresarial es la clave para
impulsar un desafío a lograr en el largo plazo.
Las grandes corporaciones han perdurado por la
claridad en la visión, misión y valores desde su fundación.
También la dirección de las empresas pequeñas o
medianas debe atender cuidadosamente este aspecto para construir la cimentación
del desarrollo sano y próspero de la empresa.
Es de vital importancia la eficaz difusión de
estos conceptos en toda la organización, el personal de todas las áreas y en
distintos los niveles debe comprender plenamente los significados y las bases
que constituyen a la empresa. El conocimiento claro y preciso de la misión
contribuye al compromiso por parte del personal a lo largo y ancho de la
estructura organizacional.
Para la evaluación del entorno se separa en dos
partes; una referida a las variables micro o directas y otra a las variables
macro o indirectas.
Este
esfuerzo de evaluación del ambiente externo debe lograr identificar las
oportunidades y amenazas para la empresa en cuestión; no basta seguir las
intuiciones o las apreciaciones superficiales de las condiciones que afectarán
a la empresa, sin contar con información más confiable y válida.
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